sábado, 24 de noviembre de 2012

El Bien, El Mal y La Propia Sombra.

Está a la orden del día la creencia de que la oscuridad representa al mal y la luz representa el bien. No obstante, esa es una realidad inexistente y absurda. El bien es el progreso adecuado y gradual, es unión, es armonía. El mal representa el retrogreso, el decrimento de nuestro avance y el caos. Como seres humanos que somos, tenemos una parte de luz y otra de oscuridad. La armonía entre ambas y su uso correcto es la forma de lograr el bien y avanzar. Hablemos en términos más cultos. En la dualidad Yin y Yang, el Yin sería lo oscuro, lo oculto, lo interno, lo profundo, lo esotérico... y el Yang sería lo colorido, lo exotérico, lo luminoso, lo grande, lo voluminoso, lo externo... No podemos prescindir de ninguno de ambos, y tampoco podemos luchar con nuestra sombra interna pues es una cualidad que nunca jamás en la eternidad se va a separar de Yin, y Yin es una parte de nosotros. El adecuado equilibrio entre ambos es mostrar tu lado yang a los demás, siempre alegre y feliz, luminoso y radiante de felicidad para todos, no es correcto que nuestro exterior muestre lo que debe ir en el interior: lo meditativo, lo calmo, nuestros dilemas... cosas que no compartiríamos con cualquiera, sino con aquellos a los que les pueda ayudar en su avance. Por ejemplo, en este blog yo muestro mi lado Yin, mi lado sabio, pero yo soy, si me permitís la expresión, un poco payaso con las personas que conozco. Es evidente que con quienes me encuentro día a día quiera estar feliz y contento, pues es mi deseo recibir también esa imagen de los demás. No obstante... ¿Qué sería de mi sin mi medio interno? Hay partes de nosotros que si es lógico compartir, que sí es lógico contagiar, y estas son nuestro humor, nuestro amor, nuestra felicidad... Pero nuestro medio interno... no podemos compartirlo con cualquiera, pues no todo el mundo tiene los mismos dilemas que nosotros, ¿no es así?. Bien, a muchos que no han aceptado la realidad de que la sombra les es parte de uno mismo les pasa algo que sin distinción a todos ellos les pasa, sienten que una tercera persona les está enviando el mal a sus vidas, los está haciendo sufrir... Pero no es tal, lo que realmente sucede es que han rechazado una parte de si mismos que les ayudaba a aprender, su pequeña guía para lograr las experiencias que vinieron buscando a esta experiencia terrenal: la propia sombra. Y lo cierto es que... ¿Cómo no van a sufrir? si no saben que es algo que ellos ya eligieron. ¿Acaso no le sería difícil a un obrero cortar una viga metálica sin una sierra radial?. La solución a todo este sufrimiento es aceptar la propia sombra, que forma parte de nosotros. El universo no nos mandó a sufrir, ¡sino a aprender!. Una persona que acepta las pruebas de la vida como un aprendizaje, simplemente no sufre, es imposible. Haz las paces con la propia sombra, acéptala como una parte de tí que te ayuda a alcanzar el bien: la unidad de las polaridades, el avance propio, la ayuda entre los seres y el amor. Bien y mal no se pueden relacionar con ninguna cualidad, ni con luz ni con sombra, sino con la calidad de avance y aprendizaje que adquirimos en esta, nuestra existencia.

ATTE: Mandrágora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario